El Bolao

En el pueblo de Toñanes, municipio de Alfoz de Lloredo, se encuentra El Bolao. Hacía tiempo que teníamos ganas de acercarnos y documentar gráficamente el conjunto, pero ante las últimas noticias de que se pretende llevar a cabo una intervención muy agresiva nos hemos apresurado a mostraros el lugar antes de que se realice cualquier intervención.

El enclave donde se encuentran los molinos del arroyo de La Presa, conocido como El Bolao, posee un valor paisajístico y natural incalculable, tanto por el lugar en sí (destacando la desembocadura del río, el paisaje marino y la impresionante formación geológica y la visera rocosa) como por las especies naturales que alberga, vegetales y animales. Asimismo, tiene un interés indudable por cuanto es un espacio relativamente “virgen”: si exceptuamos la construcción de los molinos en época medieval y moderna.

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La historia del Bolao viene de muy lejos (la etimología del topónimo seguramente proviene del latín volare, volatum (volar), utilizada en sentido figurado, como volando).

Como corresponde a la temática del blog, hoy hablaremos un poco de los restos patrimoniales que allí se conservan. Deciros que no hicimos una investigación en profundidad del lugar, pero podemos aportar algunas notas. Para el visitante que se acerque allí, lo que más llama la atención son los restos de un gran molino de piedra, así como algunas estructuras y muros, de cronología imprecisa. Pero para no complicarnos mucho, vamos a intentar explicar un poco lo que allí se puede visitar.

Al llegar al borde del acantilado, y desde la parte superior, justo sobre el mar, observamos los restos de varias estructuras antiguas, un muro construido con grandes sillares de piedra caliza, con un vano cegado que da al mar.  Si bajamos por la rampa hacia esta estructura pétrea, incluso podremos observar hoyos de postes de madera excavados en la roca, tanto en el interior de esta construcción, como en el entorno, que nos hablan de un aprovechamiento del espacio que podría remontarse a la Edad Media. En un primer momento, dado el carácter ciclópeo de sus enormes sillares de piedra, y las técnicas constructivas (uso de morteros de cal, construcción de planta semicircular, huellas de barrena para la extracción de materiales pétreos in situ) nos hizo pensar en una posible batería de costa, pero tal idea pronto la desechamos, debido a que la ubicación no es idónea, y realmente, tampoco protege nada. Por ello, concluimos que muy posiblemente se tratase de un molino hidráulico, del que se conserva el basamento y el piso inferior, que albergaría el rodezno de madera,  y el arco por el cual el molino desaguaba al mar. Aún así, desconcierta la inexistencia de un canal excavado en la roca, o restos de un canal pétreo que conduzca el agua hasta allí.

Pero estas ausencias tienen una explicación, y es que muy posiblemente la construcción original era de madera en su mayor parte. En el suelo, formando una alineación, se aprecian hoyos de poste, de forma cuadrada y de unos 20 cm de lado, que posiblemente formaron parte de la primitiva presa y el canal. Indagando más tarde, y haciendo una búsqueda rápida en las redes, Juan Gómez Bárcena, autor del blog Construcción Civil y del artículo «Presas de madera en la Edad Media: El molino de Toñanes (Cantabria)» nos señala que en el entorno del molino primitivo se aprecian restos de huecos de poste, así como otros huecos en forma de cuña en la que se apoyarían otros postes transversales de refuerzo, seguramente formando una estructura de troncos de madera y rellenos de piedra, una presa para embalsar el agua y hacer funcionar la maquinaria de un primitivo molino de origen tal vez medieval. Juan Gómez Bárcena considera que esta construcción podría ser de época altomedieval (1128). Suponemos que ésta cronología la atribuye también a un documento del Cartulario de la Colegiata de Santillana del Mar, en el que se cita un molino en el arroyo de Pellar, en Toñanes. En dicho documento, un matrimonio de Toñanes, Gutierre Pétriz y su mujer Oria, venden a la colegiata todas sus posesiones en el pueblo, incluyendo la parte que les corresponde en el molino del arroyo de Pellar “terras, pumares, in defesas, felgarios, sernas, pratis, pascuis, et mea ratione in illo molino de rio que dicunt Pellar in aquis aquarum”(1).

Podría ser este molino, o no, eso ya no podemos saberlo, porque no hay más referencias sobre la ubicación del molino en el documento, y sin ir más lejos, en el entorno de El Bolao, a doscientos metros río arriba, siguiendo el sendero y junto a la casa más próxima a los molinos actuales, existen las ruinas de otro molino, que tal vez tuvo un origen medieval también.

A este molino primitivo de El Bolao también hace referencia el historiador Luis Martínez Lorenzo, en el blog de Litoral Atlántico, en un artículo en el que hace una revisión sobre los molinos de marea en Cantabria. En este trabajo, documenta el molino primitivo de Toñanes y descarta la posibilidad de que sea un molino de mareas, dadas las características del mismo (demasiado elevado como para aprovechar el agua del mar con la subida de la marea), y la ausencia de documentación histórica clara al respecto.

El mar bate con fuerza en este punto, y a pesar de que los sillares tienen un tamaño considerable, sin duda la estructura primitiva necesitó continuamente de reparaciones por los embates de las olas. No hemos indagado mucho más en la documentación acerca de la historia del sitio, por lo que no podemos aportar más datos de esta construcción más primitiva. Tampoco podemos saber hasta qué fecha estuvo este molino en uso. El Diccionario de Madoz (1850), en la entrada de Toñanes, cita “dos molinos harineros”, sin duda uno de ellos pudiera ser el “molino Vallejo” (la ruina situada a doscientos metros río arriba), y el otro, quizás el molino primitivo del que hemos hablado, u otro.

A unos 15 metros más arriba, encontramos el molino del Bolao «nuevo», el conjunto de construcciones más conocido y cuyas ruinas se conservan en relativo buen estado. Es posible que en 1867, según la fecha grabada en el dintel del molino actual, se construyese todo el conjunto del molino del Bolao que hoy visitamos, pero tampoco es descabellado pensar que dado que el molino primitivo del que hablamos antes era una construcción de difícil mantenimiento, es posible que en algún momento de la Edad Moderna trasladasen el molino río arriba, a la ubicación actual, y que sobre él construyesen en 1867 el conjunto que hoy vemos. Pero esto son hipótesis más o menos fundadas, no hemos entrado en la labor de hacer un trabajo arqueológico y de archivo más meticuloso, para arrojar más luz sobre estas construcciones.

El conjunto del molino del Bolao, de notable interés arquitectónico y etnográfico, tiene varios elementos destacables. Según nos acercamos a él desde el aparcamiento, encontramos una primera edificación a la derecha, de planta rectangular y tejado a dos aguas, con un portón de cantería labrada. Pudo tener función de almacén, y en fechas posteriores, de cuadra, a juzgar por los pesebres de ladrillo en la pared oeste, y el canal labrado en el suelo para recoger las deposiciones del ganado.

La siguiente construcción es el edificio que albergaba la maquinaria de los molinos. Observamos un edificio de dos alturas, con un corredor con vistas hacia el mar. En la planta inferior, sin duda se hallaban los rodeznos y los mecanismos hidráulicos para accionar el ingenio y hacer girar las muelas. En la planta superior, se localizaba la maquinaria, y tal vez una vivienda para un molinero. Parece que la vivienda funcionó hasta mediados del siglo XX, a juzgar por el lavadero de cemento que está junto a la ventana, quizás junto a una pequeña cocina. Aún subsisten restos de la carpintería original de madera, varias vigas de roble de notable tamaño, sin duda así de grandes para soportar el peso de las muelas de piedra del molino.

Por encima de esta construcción, encontramos la pared de otro edificio, adosado al molino, seguramente una vivienda construida en madera y ladrillo, de la que solamente queda la pared de mampostería del lado oeste. Y en la parte trasera del molino, encontramos quizás el elemento más espectacular del mismo, una presa de cantería de caliza de considerables dimensiones, que almacena el agua del arroyo de la Presa para aprovechar su energía en el ingenio hidráulico. La presa se conserva en perfecto estado, soportando las riadas invernales, como se puede apreciar en algunas fotos. Finalmente, junto al sendero que asciende río arriba, encontramos los muros de un pequeño huerto que complementaba la propiedad.

En la fotografía que presentamos a continuación, de cronología incierta, todavía podemos ver el molino en pie.

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Fotografía antigua de El Bolao.  Propiedad de los autores.

Tal y como podéis ver en las imágenes, es un lugar excepcional que bien merece ser conservado y protegido. Si los movimientos ciudadanos y vecinales no lo impiden, mucho nos tememos que el lugar de El Bolao corra una suerte parecida a lo que sucedió en la playa de Santa Justa en Ubiarco. Allí, también existía una playa preciosa que no había sufrido alteraciones ni impacto ambiental, y también se conservaba un molino y varias construcciones de valor etnográfico. La intervención que se llevó a cabo en 2006, con un coste similar (medio millón de euros), arrasó las viviendas y la edificación existente (ver noticia aquí) y en el entorno de la playa se construyó un malecón, un mirador, un aparcamiento, y un espacio para terraza y chiringuito, que a nuestro juicio, tienen un impacto ambiental y estético muy fuerte sobre el entorno de la playa, restándole valor paisajístico.

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Imagen de la intervención en la playa de Santa Justa en Ubiarco. Fuente Minube

Imagen de la playa de Santa Justa en Ubiarco antes de la intervención. Fuente: «Playas de Cantabria. Cantabria Calidad ambiental» editado por el Gobierno de Cantabria. Consejeria de Medio Ambiente y ordenación del territorio.

En nuestra opinión, la solución para atraer más turismo no pasa por arrasar espacios de reconocido valor natural, etnográfico y paisajístico, a los que la gente acude precisamente por su carácter de lugar “virgen” y no especialmente alterados, para reconvertirlos en mini parques temáticos, con aceras, bancos, miradores y demás parafernalia, que lo único que consiguen es disuadir al visitante que busque espacios recónditos, amén de causar un impacto irreversible en el paisaje. Solamente entenderíamos una intervención mínima, que ayudase a consolidar y limpiar las ruinas de las construcciones históricas, así como vigilar si existe algún punto que pueda resultar peligroso para los visitantes (desprendimientos, etc.). Y ya. No necesita nada más, seguirá siendo un lugar para el disfrute de todos.

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Recogida de firmas

Para finalizar, si vosotros también consideráis que este proyecto es innecesario y excesivo podéis firmar en el siguiente enlace https://www.change.org/p/director-general-de-costas-de-cantabria-no-al-mirador-de-bolao

 Concentración para defender el conjunto

El domingo 5 de junio a las 12:00 horas se ha convocado una concentración en este lugar para defender el conjunto y mostrar rechazo por el «Proyecto de dotación de Mirador en el Bolao y mejora del acceso”, promovido por la Demarcación de Costas y el alcalde de Alfoz de Lloredo.  Podéis consultar el proyecto pinchando aquí

Entre los grupos y movimientos que apoyan la protesta se encuentran el Grupo ALCEDA, Ecologistas en Acción, Costa Quebrada, Grupo TAR de la Universidad de Sevilla, ARCA, revista Cantárida y la Asamblea en Defensa de la Senda y Costa Norte de Santander.

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Más de 300 personas han mostrado su rechazo al proyecto. Ver noticia pinchando aquí.

Compartimos a continuación los motivos por los que se rechaza este proyecto (fuente: página de Facebook de la Asamblea en Defensa de la Senda Costera):

El molino y la cascada del arroyo Bolao o de la Presa se encuentra en un lugar particularmente frágil, en una singular cuenca visual muy expuesta a impactos irreversibles sobre el paisaje y la línea de contacto de la franja marítimo-terrestre en un escenario donde la presencia humana ha sido respetuosa por su limitada presión, el escaso número de visitas y su obligado acceso peatonal sin necesidad de hacer aparcamientos o facilitar el tráfico rodado.

La ruina en sí misma constituye un atractivo más, siguiendo los criterios aplicados en muchos otros testimonios etnográficos e histórico-artísticos necesitados, en todo caso, de labores básicas de consolidación, eliminación de materiales o diseños ajenos a sus características originales, y reforzamiento de la seguridad en el tránsito de personas sin tener que realizar la cuantiosa y despilfarradora inversión de casi medio millón de euros que se pretende ni artificializar con un planteamiento estandarizado y de inspiración urbana el conjunto afectado.

El acceso peatonal está garantizado teniendo en cuenta que, aprovechando la oportunidad, debería introducirse la exigencia, además, de prohibir la llegada de vehículos a motor de cualquier naturaleza. Y resulta absolutamente innecesaria y absurda la colocación de vallas de madera a ambos lados de un camino de más de 400 metros, como si se estuviera al borde de un abismo, cuando lo que hay a ambos lados son praderías llanas y diáfanas. La creación de un mirador en la ruina del molino, es otra actuación contradictoria e inadecuada. El mirador natural es todo lo que existe ahora mismo. Su naturalidad actual es el núcleo esencial de la belleza y capacidad de atracción de ese paisaje, caracterizado por la no intervención con elementos ajenos añadidos.

 

  1. El documento está recogido junto con la documentación de la Colegiata en el libro de Eduardo Jusué Libro de Regla o Cartulario de la antigua abadía de Santillana del Mar (1912), en la página 85. Si tenéis curiosidad, podéis descargarlo en PDF de este enlace: https://ia800303.us.archive.org/17/items/librodereglaocar00sant/librodereglaocar00sant.pdf

 Bibliografía recomendada

Gómez Bárcena, J. (2012): Presas de madera en la Edad Media: el molino de Toñanes (Cantabria). 8º Congreso Internacional de molinología, Tui (Pontevedra). Disponible para su consulta en: http://pdf.depontevedra.es/ga/148/pFdCpmISEh.pdf

Santiago R.P. y Paloma S.B.

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8 comments on “El Bolao

  1. Muy buen artículo. Soy el investigador que escribió el informe en cuestión sobre la presa de madera. Si queréis más información, estoy a vuestra disposición (jgobarcena@hotmail.com). Un abrazo.

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  2. Muy informativo e interesante. Ese precioso lugar fue el jardin de nuestra infancia cuando nuestra casa, junto a la del hermano de mi padre Daniel y su esposa Isabel, así como la de los Llanillos, eran las que más cerca estaban. La Finca de Villacisneros era de mi padre y la tenía llena de vacas; más tarde quitó las vacas y allí inventábamos toda clase de juegos. Nosotros éramos doce hermanos y se unían a nosotros los demás niños del barrio. Allí aprendí a creer en Dios. Corretear por las rocas, tirarnos a la Presa, sentarnos en el filo de los acantilados y no tener desgracias que contar solo un gran Dios, a quien nuestra familia tenía mucha devoción lo pudo lograr. Debió de asignar una tropa de ángeles para nosotros solos. Fuimos muy privilegiados, y a pesar de perder a nuestra madre cuando solamente tenía 42 años, también fuimos felices.

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