¿Es accesible nuestro patrimonio? ¿Son los museos inclusivos?

Alumnado del Liceo Falcone de Bergamo con la profesora Stefania Lovat en el Palazzo della Regione (Bérgamo, Italia).

Hace unos meses, haciendo turismo en Bergamo (Italia), quisimos visitar una muestra del artista Anri Sala organizada por el GAMec (Galleria d’Arte Moderna e Contemporanea di Bergamo) en el Palazzo della Regione, ubicado en el centro histórico de la ciudad. Al acercarnos, nos encontramos con un grupo de estudiantes acompañados de su profesora, con problemas para acceder al espacio debido a que una de las alumnas, en silla de ruedas motorizada, no podía entrar a la exposición. El caso es que, a la docente, organizadora de la salida, le habían asegurado telefónicamente que la estudiante con movilidad reducida podría entrar a la sala sin dificultad. Sin embargo, el acceso era tan estrecho que la silla de ruedas no podía girar para entrar.

La profesora Stefania Lovat, desesperada ante la falta de soluciones por parte del museo, decide explicarnos a todos los que estábamos allí cuál era el problema y nos pide dar difusión a una situación con el que se encuentran continuamente. Ella organiza todos los domingos por la mañana visitas a museos y monumentos para su alumnado del Liceo Falcone de Bérgamo. Los estudiantes acuden de forma voluntaria a estas actividades para conocer el patrimonio cultural del entorno. Pero una de sus alumnas, Eya, tiene una discapacidad que la obliga a desplazarse en silla de ruedas. Esta futura estudiante de Bellas Artes suele ir acompañada de su madre y dos plataformas (raíles) para salvar las barreras arquitectónicas que puedan encontrarse en estos paseos.

Desgraciadamente no era la primera vez que les ocurría. La profesora y la estudiante se lamentaban de que en muchas ocasiones no puede acceder de forma autónoma a los museos o monumentos que quiere visitar. Siempre tiene que ir acompañada para solventar cualquier imprevisto, llamar por teléfono previamente para asegurarse de que funciona el ascensor o de que hay rampas, consultar cuál es la entrada sin obstáculos arquitectónicos, etc. En muchos monumentos y centros culturales la adolescente se siente en condiciones de desigualdad y en otros no puede ni siquiera entrar.

Hace unas semanas se hizo viral en redes sociales un video en el que una niña cántabra SuperLu se lamentaba de que en conciertos, cine o partidos de fútbol los espacios reservados para personas con sillas de ruedas son siempre los mismos y frecuentemente los peores. Hay espacios a los que seguramente jamás podrán ir (entrar en una cueva con pinturas prehistóricas, dar un paseo por la naturaleza o subir a una torre, por ejemplo). Y además cada vez que quieren acceder a una exposición o visitar un monumento supuestamente accesible tienen que llamar por teléfono para asegurarse de que es posible, con lo que nunca pueden ir a un centro cultural solos y sin ayuda externa. Tenemos que darle una vuelta a esto urgentemente.

Visitante leyendo los paneles de una exposición en el Palazzo Ducale (Génova, Italia).

No puedo imaginar lo frustrante que puede llegar a ser para una joven apasionada por las bellas artes y el patrimonio no poder conocer estos espacios como lo hacen sus compañer@s, y lo duro que puede llegar a ser para un docente no poder ofrecer las mismas oportunidades a todo el alumnado. Stefania Lovat considera que se trata de una cuestión de responsabilidad colectiva: debemos tomar conciencia de que hay personas con dificultades y tenemos la obligación moral de hacerles la vida más sencilla y agradable. El acceso a la cultura es un derecho universal por lo que debemos garantizar que todas las personas puedan visitar y disfrutar de los museos. monumentos y sitios. Y no con pequeñas adaptaciones, sino haciendo estos lugares 100% accesibles, siendo conscientes de la diversidad. Con más énfasis, si cabe, en monumentos y museos de titularidad pública. En este sentido, os recomiendo seguir en redes sociales a Oyirum, activista anticapacitista, biomédica y creadora de contenido:

En esta publicación Oyirum aborda el problema que supone para su colectivo el acceso a la cultura. Os recomiendo pinchar en la imagen e ir a la publicación original y leer los comentarios que dejan sus seguidores.

Así que después de conocer la experiencia de Eya, SuperLu y Oyirum he querido revisitar algunos monumentos, museos y centros culturales para saber hasta qué punto nuestro patrimonio es realmente inclusivo y cómo es la experiencia en ellos de una persona con movilidad reducida. Aunque sé que hay personas diversas, con diferentes discapacidades, aquí me centraré en los obstáculos a los que se enfrentan los visitantes con silla de ruedas o muletas. Necesitaría mucho más tiempo y más lecturas para conocer otras discapacidades, sus necesidades y posibles soluciones.

Maqueta tiflológica de Santa María del Naranco en el Museo Arqueológico de Asturias (Oviedo).
Maqueta tiflológica de un cráneo en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Santander).

Hay varios asuntos que sería interesante tratar a este respecto. Por ejemplo, es habitual ver en museos maquetas tiflológicas, reproducciones de objetos o edificios para ser tocadas por personas invidentes. ¿Este tipo de recursos didácticos responden a una verdadera voluntad de los museos por la integración o responden más bien a un pequeño blanqueamiento ético? ¿Son realmente accesibles estos espacios? Y otro aspecto que merecería ser investigado: ¿están presentes en estos centros las personas con discapacidad? ¿habéis visto en alguna ocasión un panel, en alguna ilustración o en algún texto de un museo o centro cultural alguna referencia a personas con discapacidad?

Esta publicación de Oyirum seguro que abre los ojos a muchos de vosotros, como lo ha hecho conmigo. «Los tullidos no existimos en la historia y a duras penas lo hacemos ahora». Os recomiendo pinchar en la imagen e ir a la publicación original y leer los comentarios que dejan sus seguidores.

Para una persona con algún tipo de discapacidad, visitar el patrimonio en una zona cercana con la que está familiarizado puede ser complicado. Pero en el caso que nos ocupa, para una persona en silla de ruedas conocer un nuevo lugar es una odisea. Si improvisan pueden encontrarse desagradables sorpresas. Las personas con movilidad reducida que desean visitar un monumento, un museo, un conjunto histórico, etc. deben cerciorarse con anterioridad con llamadas telefónicas, búsquedas en la red… ¿Y esta información está realmente disponible? Para empezar, lo primero que he hecho ha sido consultar en internet qué se puede visitar en nuestra región si tuviese que moverme en silla de ruedas. Para conocer los lugares accesibles es necesario remitirse a la web oficial de turismo en Cantabria donde se indican todos los recursos disponibles. Existe un apartado específico dedicado al Turismo accesible en el que se muestran los centros culturales y museos accesibles. Hago lo mismo y busco qué se puede visitar en Santander y apenas encuentro información, tan solo un folleto de playas, rampas y ascensores.

Decido acercarme a las oficinas de información turística de Santander y Potes y solicito información sobre turismo accesible, haciéndome pasar por un familiar de persona con movilidad reducida.  El personal que me atiende parece bastante sorprendido cuando pregunto por este tipo de material. En la oficina de atención al peregrino de Potes, en la iglesia de San Vicente, me comentan que no hay ningún material impreso sobre esta temática. Visito la oficina de turismo del Mercado del Este, del Gobierno de Cantabria, en el verano de 2022 y nos remiten a la página web anteriormente mencionada. Nos explican los tipos de recursos accesibles y me informan de que «se está preparando material de este tipo». Casi un año después, en abril de 2023, la respuesta es la misma.

Folleto que se ofrece en la oficina de turismo de Santander que incluye un mapa y los principales recursos turísticos de la ciudad.

En la oficina de turismo del ayuntamiento de Santander, en el paseo de Pereda, preguntamos también por información para visitar la ciudad con una persona en silla de ruedas. Me ofrecen el folleto genérico que se le ofrece a todos los visitantes. En él se incluyen todos los monumentos, centros culturales y en algunos de ellos se indica si es posible acceder. La trabajadora nos informa de la existencia de rampas y ascensores distribuidos por la ciudad que facilitarán nuestra movilidad.

En ambos casos la información es escasísima. Se indica que estos lugares son accesibles con sillas de ruedas: hay ascensores, rampas, aseos adaptados y vanos con el ancho suficiente para una silla de ruedas pero esto no garantiza que una persona en silla de ruedas y sola pueda acceder a ellos de forma autónoma: a veces para usar el ascensor es necesario solicitar una llave, la puerta de entrada está cerrada y se necesita a otra persona para abrirla y no hay timbre, las rampas son demasiado inclinadas y peligrosas y es necesario que alguien sujete la silla, etc. La capital cántabra se promociona como destino accesible, pero… ¿lo es?. En la información que se proporciona en la web, tan solo se citan algunos de los lugares que pueden ser visitados sin apenas un plano o breves indicaciones.

Respecto al resto de la comunidad cántabra, nos encontramos con información más amplia de establecimientos donde comer, alojarse, museos accesibles, etc. Eso sí, sorprende ver la escasa oferta dentro de la sección «museos» (en este apartado se incluyen museos, centros culturales, monumentos, etc.) y en su mayoría localizados en la capital. No se incluyen, por ejemplo, toda la red de centros culturales de Cantabria. Además, la información de la web no está actualizada, ya que no se incluye el Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo, de reciente apertura.

Ante la falta de información ofrecida en Cantabria tanto a nivel local como regional, busco a ver qué ofrecen las comunidades vecinas.  En el caso de Asturias en la web Turismo Asturias nos podemos descargar una guía con información detallada de lugares para comer o alojarse. Resulta interesante comprobar que existen museos y centros culturales accesibles repartidos por toda la geografía asturiana, tanto zona urbana como rural. La ciudad de Gijón, al igual que Santander, se promociona como destino accesible (os recomiendo echar un ojo a su página web Gijón Destino Accesible, mucho más completa que la del ayuntamiento de Santander) y encontramos en su página web información detallada de los lugares visitables para personas con movilidad reducida. Además, en las oficinas de turismo disponen de un folleto – plano con información necesaria, que aunque es breve y no contiene todos los recursos, es al menos una primera toma de contacto para saber qué se puede visitar si vas en silla de ruedas.

Oficina de turismo de Gijón, en Escalerona. Tiene dos mostradores para atender al público uno de ellos adaptado.

En el País Vasco van un paso más allá. En una simple búsqueda en la red me encuentro en el Portal de turismo vasco con un folleto de turismo accesible que no solo ofrece ayuda a personas con movilidad reducida, también para personas con diversidad funcional visual, auditiva, intelectual y funcional orgánica. En la web encontramos también información muy detallada.

Veamos a continuación algunos ejemplos:

Torre del Infantado en Potes (Liébana). A la torre del Infantado en Potes no se puede acceder por la entrada principal con silla de ruedas, pero sí dispone de una entrada accesible en el lateral. Sin embargo, no encontramos señalización por ningún lado de cuál es el acceso para personas con movilidad reducida.

Entrada principal de la Torre del Infantado (Potes).
Entrada lateral accesible de la Torre del Infantado (Potes).

Resulta llamativo también que la información sobre accesibilidad la podemos consultar en la web de Turismo de Cantabria, pero no en la de Centros Culturales (desde donde se hace la reserva para visitar estos centros). Dentro del apartado «turismo accesible» de la web Cantabria Infinita encontramos las siguientes indicaciones: el centro dispone de entrada a cota cero, ascensor, baño adaptado… Aparentemente cumple con todos los requisitos, sin embargo, indican que «es conveniente avisar de la llegada para personas con movilidad reducida». ¿No es absurdo que si cumple con todos los requisitos para ser un espacio accesible las personas con movilidad reducida tengan que prevenir de su llegada?

Información sobre accesibilidad a la Torre del Infantado disponible en la web Cantabria Infinita: https://www.turismodecantabria.com/disfrutala/cantabria-accesible/781-titulo
Información sobre accesibilidad a la Torre del Infantado disponible en la web Centros Culturales de Cantabria. https://centros.culturadecantabria.com/

El Palacio de la Magdalena (Santander) tiene una casuística similar. Una entrada con una gran escalinata no accesible, por lo que han tenido que realizar un acceso para personas con movilidad reducida en el lateral. En cambio, la señalización es bien clara y sencilla, en todos los accesos se incluye un panel que indica dónde está la entrada accesible. No hay lugar a dudas.

Entrada lateral del Palacio de la Magdalena (Santander).
Entrada principal del Palacio de la Magdalena (Santander).
Entrada lateral y accesible del Palacio de la Magdalena (Santander).

Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC, Santander). Hay rampa y ascensor para acceder, las salas son lo suficientemente amplias para hacer los giros, etc. Sin embargo, en algunos espacios no se ha tenido en cuenta las alturas: una persona en silla de ruedas o de baja estatura no puede acceder a ciertos contenidos, fijaos en las siguientes imágenes:

Visitante en de las salas del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Santander).
Visitante en de las salas del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Santander).

Centro Botín (Santander). Desde mi punto de vista uno de los aspectos más positivos e integradores del centro es que todos los mostradores tienen la altura adecuada para atender a una persona en silla de ruedas. Normalmente en museos, oficinas de turismo, etc. los mostradores suelen ser altos, con una pequeña parte adaptada (normalmente en los extremos), pero en el Centro Botín todos tienen la altura adecuada. Por otro lado, he encontrado información errónea en la página web Cantabria Infinita – turismo accesible. Se indica que el acceso a cota 0 se hace por una puerta de apertura automática, pero ninguna de las puertas del Centro lo son. Si vas en silla de ruedas sin acompañante debes esperar a que alguien te abra la puerta (suelen estar cerradas, excepto en verano) o tomar el ascensor pequeño que sube a la azotea, bajarte en planta 1 y cruzar para acceder a las galerías donde también tendrán que abrirte la puerta.

Uno de los mostradores de atención al visitante del Centro Botín.
Información sobre la accesibilidad al Centro Botín disponible en la web Cantabria Infinita: https://www.turismodecantabria.com/disfrutala/cantabria-accesible/2229-titulo
La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es camesarebolledo.jpeg

Entrada principal del Arqueositio cantabro-romano de Camesa-Rebolledo (Valdeolea).

Arqueositio cantabro-romano de Camesa Rebolledo (Valdeolea). En la página web de Centros Culturales de Cantabria se indica que este centro “está adaptado para personas con movilidad reducida” pero llegamos a la entrada y siempre, o casi siempre está cerrada la puerta (confirmado por el personal). Como veis en la imagen, no es una puerta fácil de abrir y tampoco hay un timbre para llamar por lo que una persona en silla de ruedas con dificultad de movimiento en los brazos no puede acceder.

Ciudad romana de Julióbriga (Retortillo, Campoo de Enmedio). La Domus está adaptada a personas con sillas de ruedas y en la web también se indica que “está adaptado para personas con movilidad reducida” pero no se especifica que solo está adaptada la Domus, al yacimiento arqueológico no se puede acceder en silla de ruedas por lo que gran parte del conjunto es inaccesible. Ocurre todo lo contrario con El Soplao, la cueva es 100% accesible y está perfectamente indicado en la página web.

Página web El Soplao: https://www.elsoplao.es/es/

Como he comentado anteriormente, hay bienes culturales a los que una persona en silla de ruedas no podrá acceder jamás, y por este motivo es tan importante que las aulas didácticas, museos o centros de interpretación sean 100% accesibles. El Museo de Altamira (Santillana del Mar) destaca entre todos los ejemplos que hemos visto con anterioridad. En su página web ofrece información clara y sencilla sobre accesibilidad, incluyendo incluso diferentes tipos de discapacidad. No he podido visitarlo recientemente por lo que desconozco si se trata de un edificio 100% adaptado.

Quiero incluir aquí algunos ejemplos que he visto especialmente buenos. Fijaos en las páginas web del Museo del Louvre (París) y el Museo del Prado (Madrid), con qué nivel de detalle se especifican las adaptaciones para los diferentes tipos de discapacidad. Cierto es que se trata de centros con un gran presupuesto y un número de visitantes mucho mayor que el que pueden recibir los museos, monumentos y centros culturales cántabros, pero os muestro otro caso mucho más próximo, la trinchera de Artxanda en Bilbao, un ejemplo de cómo es posible hacer accesible a todo el mundo un yacimiento arqueológico con una simple pasarela.

Pasarela que permite el acceso a la trinchera de Artxanda (Bilbao). Fuente imagen: rb.gy/bd8ho
Pasarela que permite el acceso a la trinchera de Artxanda (Bilbao). Fuente imagen: rb.gy/dz1bo

Soy consciente de que se trata de un tema que reviste una mayor complejidad de la que hemos tratado brevemente aquí. Cuando hablamos de discapacidad y accesibilidad debemos tener en cuenta las múltiples variantes existentes. Aquí solo realizo una primera aproximación, pero espero que sirva para reflexionar y quizás pueda animar a alguien a realizar un trabajo mucho más exhaustivo. Recordemos que hacer accesibles los edificios históricos tiene su complejidad añadida: los nuevos elementos (infraestructuras y señalética) tienen que ser útiles y a la vez dialogar estéticamente con el inmueble y ser lo menos invasivos posibles.

Ismael Alonso del Río pedía en una entrevista en El Diario Montañés más cosas adaptadas en la sociedad para las personas con discapacidad.
Aislinn comunicadora, fotógrafa y creadora de contenido publicó en sus redes sociales esta imagen bastante clara: no todas las medidas son adecuadas.

No somos conscientes de los problemas ajenos y de las dificultades que pueden tener los demás. Tal y como decía la profesora Stefania Lovat no se trata de grandes iniciativas de alto coste, se trata de tomar conciencia a nivel individual y colectivo. Somos responsables de que haya personas que no puedan conocer, disfrutar y aprender en nuestros museos, monumentos o centros históricos. Como vemos, no basta con ascensores y rampas, deben ir acompañadas de señalética clara, legible y visible, información práctica y sencilla disponible en la red, personal formado y sobre todo voluntad de querer hacer las cosas bien. Desde la cultura podemos ayudar a mitigar las desigualdades sociales.

Bob Pop: “Tú te enfrentas a la discapacidad cuando te ponen obstáculos”.

Así que si has llegado hasta aquí y es tu caso me encantaría conocer y aprender de ti. ¿Recuerdas alguna experiencia negativa en algún museo o monumento?, ¿y alguna positiva que quieras destacar?, ¿cómo crees que podríamos mejorar la accesibilidad para personas en sillas de ruedas?, ¿cómo imaginas un museo 100% inclusivo? ¿crees que es posible?

Recursos web y referencias de interés:

🌳CANTABRIA ACCESIBLE👨‍🦽 con silla de ruedas by Silleros Viajeros (Parte I) / 2014.
Descubre Liébana🏞 en CANTABRIA ACCESIBLE II by ♿silleros viajeros / 2014.
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