Sé que no es la temática habitual del blog pero en las últimas semanas he visitado dos exposiciones inmersivas y me apetece compartir algunas reflexiones. Nunca me habían generado especial interés, de hecho reconozco que hasta me producía cierto rechazo el hecho de ir a una macro exposición blockbuster dedicada a un artista consagrado, con poca obra original o incluso ninguna, con unos costes de producción elevados y unas entradas excesivamente caras. El entretenimiento es el principal objetivo de este tipo de exposiciones-espectáculo, sin embargo hay varios aspectos que me han interesado y me han hecho replantearme algunas ideas.
La primera exposición de este tipo que he visitado ha sido Monet, en el Palacio Ducal de Génova hace unas semanas. Una exposición dedicada a la obra del artista francés que combinaba espacios de inmersión con obras originales. Uno de los principales aspectos negativos de la experiencia fue el precio de la entrada: 18€ tarifa para adultos. Un precio muy superior al precio general de las entradas de exposiciones en Italia y un coste difícilmente asumible para una familia o para jóvenes. Otro de los aspectos que menos me ha gustado ha sido la cantidad de gente visitando la exposición, con poca visibilidad y excesivo ruido (las voces de los visitantes se solapaban con la música y la voz en off de los audiovisuales). En cambio, las salas estaban repleta de gente joven y familias con niñas y niños algo a lo que estoy poco habituada a ver. Otro de los aspectos más interesantes son los espacios didácticos intercalados con las obras, en lugar de dedicar un espacio al final o a la extrada de la muestra. Os dejo algunas imágenes.






Este fin de semana he visitado la exposición inmersiva dedicada a Van Gogh que ahora mismo puede visitarse en el Palacio de Exposiciones de Santander. En este caso no hay ninguna obra original del artista y es una «exposición» enfocada al selfie con photocalls y escenarios algo que se aleja por completo de una muestra de arte tradicional. La pieza estrella es un audiovisual de 38 minutos en el que se narra la vida del artista con imágenes de sus pinturas. El coste de la entrada es de 13€ el fin de semana (gratuita solo para menores de 4 años), también muy elevado.









Creo que es una lástima tener que convertir algo en espectáculo para atraer al público, me produce tristeza ver este tipo de exposiciones repletas de gente y las salas de exposiciones vacías (con precios mucho menores, incluso gratuitas) y por eso me pregunto si no estaremos trabajando en la línea equivocada. ¿Por qué hay museos que son reacios a que se puedan sacar fotos en las salas cuando hay una demanda clara del público?, ¿deberían los museos ofrecer experiencias similares para atraer visitantes? Respecto a las exposiciones inmersivas… ¿morirán de éxito? ¿ayudan este tipo de iniciativas a acercar el arte y el patrimonio a la ciudadanía?, ¿ese es realmente su propósito?, ¿son accesibles este tipo de macro exposiciones? La imagen, el sonido y la interacción son la base del éxito de estas experiencias ¿debemos seguir mirando hacia otro lado?, ¿podríamos tomar como ejemplo algunas ideas para acercar el patrimonio al público? Me interesa conocer vuestra opinión, podéis comentar más abajo.
Enlaces de interés:
Van Gogh alive, ¿aliada o villana? por Carolina del Olmo para Minerva, revista del Circulo de Bellas Artes de Madrid.
¿Es arte una exposición inmersiva? por Juan Antonio Álvarez Reyes y José Luis de Vicente para El Cultural.

Exposiciones-espectáculo. Gran inversión en la producción. Largos itinerarios.de exhibición. Entradas caras. ¿Negocio?. Siempre se aprende algo, algo queda.
Sugieres aplicar esta estrategia al Patrimonio Histórico.
No estaría mal
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Muchas gracias Esperanza por tu comentario. Veremos cómo en los próximos años los museos integran el contenido tecnológico. ¡Todo un reto!
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Pudimos ir a verla, y lo cierto es que nos gustó. Hablar de precio vs contenido puede ser un debate y daría para ello, porque no sólo en el arte o cultura se da, en muchos campos. Pero el concepto es lo que importa, y la pregunta que lanzas, cómo es posible que esto llene y un museo no.
No sé si es una reflexión acertada, pero en el fondo veo que es necesario cambiar los discursos de museos y exposiciones hacia algo más experiencial. Puede que el concepto de gamificación esté detrás e hibridarlo con el discurso tradicional. La gente necesitamos tocar, sentir y vivirlo, una inmersión que te ayuda muchas veces a comprender lo que ves o dónde estás. De esto si te pica el gusanillo, ya te encargarás tú de seguir investigando.
Y aplicarlo al patrimonio? Si, con sentido común, pero si.
Da para un superdebate, pero sería maravilloso ponerlo todo sobre la mesa y buscar esas estrategias efectivas para que la gente conozca todo lo escondido que tenemos y es oro cultural.
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¡Gracias Fede por tu comentario! Precisamente el ejemplo de la expo de Monet me ha parecido interesante por la combinación de expo «tradicional» e inmersión y para mi el futuro de las exposiciones va por esa línea: adaptarnos a los nuevos tiempos pero sin perder la esencia. Me ha gustado mucho cómo se ha hecho en el túnel de Tetuán, el 3D aporta valor añadido a la musealización del espacio, permite ver y comprender cómo era el antiguo tren. Me parece un ejemplo de cómo la tecnología puede sumar. Sin embargo, me preocupa la burbuja que se generará en torno a ésto: decenas de empresas, millones de euros invertidos en generar contenido que en unos meses quedará obsoleto. Al final si se invierte tanto dinero repercute en la entrada que se hace inaccesible para much@s. La verdad es que el tema da para mucho. Respecto al tema de «algo queda». Supongo que sí, pienso en las niñas, niños y adolescentes que han visitado la expo de Van Gogh y me queda la esperanza de que les pique el gusanillo por el arte, la cultura… Pero es importante que este tipo de exposiciones tengan contenido o se quedarán en un simple telón para selfis.
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